sábado, 13 de junio de 2009

Te encontrare dina III (kajuralia)

Llego el dia tan esperado de la fiesta de los esclavos, Kajuralia, donde las kajiras se lanzan a una diversión sin descanso. Todas las esclavas tienen derecho a hacer lo que gusten con los hombres libres.

Como era de esperar mi dulce dina también se preparo para la ocasión. Entro a despertarme vestida de negro y con una de mis fustas en la mano. El despertar no fue ni parecido al del dia anterior . Esta vez fue ella quien me ordeno levantarme y colocarme debajo de la argolla; entre todas mis esclavas me ataron entre risas y ironías sobre mi. A pesar de ser el dia de su libertad ,muchas de ellas parecían estar a las ordenes de dina y la obedecían las ordenes firmes que daba.

-- Mandas mejor que yo.--

-- Calla esclavo—dijo dina mientras me fustigaba.

Entre todas me desnudaron y alguna incluso se mofaba de mi. Dina con cierto aire de poder en sus ojos se acomodo en la cama para mirarme, las demás me azotaban con sus manos. Una de ellas, una mujer de grandes pechos se acostó junto a dina y la comenzó a acariciar los muslos. Mi mirada lo censuro un poco ,pero ellas no me hicieron caso , incluso dina intercambio mi mirada con una suya ,mucho mas traviesa que de desagrado.

-- A cuantas has poseído?--

-- A ninguna…—conteste.

-- A mi… y a mi… – contestaron varias.

Mentían, pero les divertía provocar celos y ira en mi. A dina le cambio el semblante y con gesto duro abrió sus piernas y llevo la cabeza de su compañera de cama a su sexo. La mujer de grandes pechos aparto la seda que la cubría y comenzó a lamerle los labios de su sexo; dina me miraba desafiante mientras el resto reía a mi alrededor, una mas se sumo al juego lamiéndole los pechos. Dina estaba en todo su esplendor , semi tumbada en unos almohadones, mirándome desafiante mientras dos mujeres buscaban afanosamente su placer. Solo su respiración se agitaba un poco, sus pechos subían y bajaban con cada aliento de aire. La lengua de la mujer era experta y lamia la totalidad de su sexo mientras se penetraba su propio coño con los dedos de la mano que tenia libre. La mujer que lamia sus pechos la obligo a meter una de sus manos entre las piernas y gemía moviendo las caderas masturbándose furiosamente con la mano de dina. Dina mojaba la boca de su compañera de juegos con un flujo cada vez mas caliente y abundante.

-- Mira a tu única esclava de placer como goza con otras mujeres – dijo una de las que aun me azotaban.

-- Ten cuidado esclava de cocina, Kajuralia terminara pronto…-

Ante mi amenaza velada la esclava de cocinas cogió un látigo y descargo un fuerte latigazo en mi espalda, tan fuerte que instantáneamente broto sangre de la marca que dejo. Dina dio un respingo y me miro preocupada pero las otras dos mujeres la sujetaron con fuerza.

-- No temas zorrita de seda es un gran guerrero y aguantara todo--

El segundo latigazo me hizo cerrar los ojos de la ardiente mordedura del látigo. Al abrirlos vi como la mujer que lamia a mi amada se afanaba metiéndole dos dedos mientras lamia con ganas su clítoris y la que le lamia sus pechos ahora estaba frente a mi de rodillas intentando que tuviera una erección con su boca.

-- Al final será impotente un Amo tan grande.--

Las risas llenaban la estancia. Dina no reía y yo tampoco.

Mientras sujetaban a dina entre dos mujeres la cocinera avanzo hacia ella con el mango del látigo listo para penetrarla por la fuerza; dina me miro asustada y gimió mi nombre y un te amo.

Aquella visión me hizo reunir fuerzas que no creía que tenia y de un fuerte tirón arranque la argolla del techo. Todas se giraron a mirarme sorprendidas excepto la que tenia arrodillada ante mi que se quedo paralizada.

--Suéltame! AHORA!!!--

Libre por fin y con la espalda llena de sangre la cogí por su melena y la arrastraba hacia la cama como si no pesase, el resto de mujeres me miraban paralizadas hasta que una de ellas grito.

--Kajuralia Amo!!! Kajuralia--

-- Soltadla ahora mismo, ratas--

Cogí el látigo y con fuerza las azote a todas reuniéndolas en un lado de la estancia.

-- Kajuralia no os da derecho a maltratar a otra esclava--

-- A mi la guardia!!! --

Entraron no menos de diez soldados al instante.

-- Son vuestras, hacer lo que os plazca --

Entre gritos y suplicas se las llevaron. Los soldados reían mientras las dejaban claro que esa noche serian suyas.

Casi arrastrándome me acerque a dina que aun estaba en la cama, las fuerzas seme acababan y caí boca abajo junto a ella. Consiguió agua caliente y pomadas para mis heridas. Cuando me las curaba alternaba caricias y besos; cuando acabo se tumbo a mi lado, yo me incorpore un poco y la bese con dulzura, ella gimió con ese besa mas que con los labios de otra mujer en su sexo. Me devolvió el beso con otro mas apasionado aun, yo me tumbe encima de ella con sus piernas abiertas, cogí sus manos y las sujete por encima de su cabeza, la mire con pasión… la penetre … mordí sus labios … sus piernas me rodearon …

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