No te despiertes aún, mi bien,
que la noche es muy corta en Gor
Sueña todavía con mi nombre
con el aroma de ninfa cautiva entre mis manos.
Recuérdame como era yo entonces,
cuando te rescaté de tus naufragios
y lamía todas tus heridas cada tarde.
Olvídate de los mares que te llaman,
no encontrarás quien mejor te adore
como yo lo he hecho,
desvía tu mirada del horizonte
y piérdete en mi sexo para retomar el camino.
Sólo tu, dulce Dina, serás la alfombra
por la que pasee mis pies, mi paraíso.
No mires las horas
ni los años
no te despiertes aún a la partida,
deja que me engañe de nuevo
que crea que esto nuestro va a durar
un día más
sin que te vayas.
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