miércoles, 20 de mayo de 2009

Rosa negra

Una rosa en un aparente eterno rosedal. Tan igual, tan diferente. Tan de tantas, tan única.
Todas rojas y bellas, mismo aroma y magnificencia. Sin embargo ¿No son sus pétalos diferentes? ¿No lo son sus espinas?
Pero siguen siendo bellas, perfectas, aunque ellas nunca, quizás, lo sabrán. Pues su verdadera belleza, su verdadera perfección, radicará en los ojos del poeta que la vea entre tantas y la haga ver lo que es.
Cuando ese poeta llegue, ya no habrá rosedal, será única, será la perfección que siempre tuvo y nunca notó. Como un jardinero te cuide, nunca me sentí poeta, y conseguí que florecieras… y no solo para mis ojos, sino que lo veían todos los demás, y te respetaron no por mis cuidados ni por que te hiciera florecer, simplemente me limite a mostrarte que eres bella.

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