
Cierto.
No tengo corazón.
Lo que escuchas al mirarme no son sus latidos.
Es el sonido del tuyo propio.
Se acelera cuando penetras en la insondable
marea azul verdoso de mis ojos.
Sientes el vértigo de lo desconocido,
ya que no sabes qué te aguardará al final.
Placer o dolor, risas o lágrimas,
el eterno dilema.
Te atreves, llavero?
Acércate...
Penetra en la vorágine de mis pasiones ocultas.
Acércate...
La incertidumbre eriza tu piel.
Dudas ante lo desconocido?
Acércate...
Acércate y conocerás nuestra verdad.
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